jueves, 26 de noviembre de 2015

Daens

La película cuenta la historia del sacerdote Daens, que vive en el siglo XVIII. Es destinado a Bélgica, y allí descubrirá cómo los obreros de una pequeña ciudad son explotados por un sistema capitalista, controlados por un puñado de ricos que tan solo ansían más y más riquezas, aun sabiendo lo que esto trae consigo: el hambre, la pobreza y la miseria de estos obreros, que cobran un salario indigno por sus largas jornadas de trabajo y que en ocasiones son despedidos tan solo por su edad o por sus ideologías políticas. Daens jugará aquí un papel importantísimo, adentrándose en el camino de conseguir la igualdad entre todos los ciudadanos, en todos los sentidos.


                                                     BIOGRAFÍA
Adolf Daens nació el 18 de diciembre de 1839 y murió el 14 de junio de 1907, fue un sacerdote flamenco y una importante personalidad política belga.
Nacido en una familia numerosa y modesta de Aalst (Bélgica), Daens se opuso activamente al conservadurismo que existía entonces en el seno del clero. Su acción política se centró en la defensa del proletariado y las reivindicaciones igualitarias, y en luchar contra las injusticias sociales.
Se alió con algunos líderes vecinales, con los obreros y con algunos socialistas para oponerse a Charles Woeste, diputado del condado. Woeste era, en cierto modo, el representante de la burguesía de los propietarios y el abanderado del partido católico; se dedicó a defender a los propietarios y a conservar el orden social establecido. Fundó el "Christene Volkspartij" (CVP) (partido popular cristiano) en 1894 y más tarde fue elegido diputado en el Parlamento belga, con el fin de reivindicar los derechos de los obreros y denunciar las condiciones de trabajo y de vida de éstos. Todo esto aplicando la Rerum Novarum (encíclica del Papa León XIII) como doctrina social y como proyectil intelectual para combatir las injusticias socioeconómicas.
Su combate para mejorar las condiciones de trabajo de los obreros y de la vida de sus familias le alejaron del sacerdocio. Por otra parte, fue condenado por su obispo, luego por el Papa y apartado de sus funciones en 1899. Murió en 1907 después de haber pedido perdón a su obispo.
El «daensismo», profundamente humanista, se emparentaría hoy con un socialismo socialdemócrata o una corriente social-cristiana.
La leyenda de una estatua erigida en su ciudad natal con ocasión del 50º aniversario de su muerte resume su empeño: "El trabajador no debe ser ni esclavo ni mendigo, debe ser un hombre libre y próspero".
Louis Paul Boon publicó en 1971 una novela biográfica titulada Pieter Daens. En 1992, el realizador Stijn Coninx, tomando como base la novela mencionada, contó la historia de este sacerdote comprometido en la película titulada Daens.
En 2005, Adolf Daens obtuvo el quinto puesto en la versión flamenca para elegir al “belga más importante” .

León XIII

 (Vincenzo Gioacchino Pecci; Carpineto, 1810 - Roma, 1903) Papa romano (1878-1903). Su familia no tenía grandes medios, pues vivían en una comarca montañosa y pobre. Entró a la edad de ocho años (1818) en el colegio jesuita de Viterbo; en 1824 se trasladó al también jesuita Colegio Romano. Se mostró extraordinariamente dotado para el estudio del latín, adquiriendo entonces el gusto por componer poesía en esta lengua. En 1832 se doctoró en Teología. Los cinco años siguientes los empleó en el aprendizaje del derecho civil y canónico, en la Academia de Nobles. Al finalizarlos fue ordenado sacerdote (1837). Muy pronto pasó al servicio del papa Gregorio XVI, quien le encomendó tareas diplomáticas, primero como delegado pontificio en las ciudades italianas de Benevento, Perugia y Spoleto (1838-1843), y luego como nuncio en Bélgica (1843-1846). En este tiempo viajó por los vecinos países de Alemania, Francia e Inglaterra, visitando sus complejos industriales. En 1846 fue nombrado obispo de Perugia. En esta sede reorganizó toda la actividad pastoral e incluso restauró la catedral y el seminario. Como consecuencia de su buen quehacer fue elevedado al cardenalato en 1853. Durante unos veinticinco años apenas estuvo en Roma, al mostrarse contrario al Secretario de Estado Antonelli. En ese tiempo se dedicó al gobierno de su diócesis y al pensamiento. Uno de sus temas de reflexión fue la universalidad de la Iglesia, llegando a la conclusión que los problemas exclusivamente italianos suponían un excesivo lastre para que fuese plenamente percibida esa universalidad. También se mostró firme frente a las autoridades civiles (en 1860 Perugia fue integrada en el reino de Italia), que ponían trabas a la Iglesia católica. No obstante, entre 1874 y 1877 publicó varios documentos pastorales de tono conciliador. Una vez muerto Antonelli, el Papa Pío IX le nombró cardenal-camerlengo (1877), de modo que se trasladó a Roma. Era una muestra de confianza, pues en caso de muerte del pontífice sería el quien se ocupase de gobernar interinamente la Iglesia. Así ocurrió el año siguiente, encargándose él de la convocatoria del nuevo cónclave que elegiría al sucesor.Este cónclave duró apenas dos días, del 18 al 20 de febrero, y en él se eligió al cardenal Pecci por amplia mayoría. Tenía entonces 69 años. Delgado, enérgico pero de buen caracter y con flexibilidad, adoptó el nombre de León XIII, en honor de León XII. Era el primer Papa elegido después de la pérdida de los Estados Pontificios, en una época de importantes cambios políticos y sociales. A ellos tuvo que atender en su pontificado.

 

jueves, 19 de noviembre de 2015

Leopoldo Alas Clarín

(Leopoldo Alas y Ureña, también conocido por su seudónimo Clarín; Zamora, 1852-Oviedo, 1901) Novelista español. Aunque nació en Zamora, donde su padre había sido nombrado gobernador civil, era de familia asturiana y a partir de los siete años vivió en Oviedo, ciudad a la que le uniría una estrecha relación y que se convertiría, de alguna manera, en la protagonista de su obra maestra, La Regenta. Estudió en Oviedo, con brillantes calificaciones, tanto en el colegio como en la universidad. Muy joven manifestó una exaltada afición por la literatura y una notable aptitud para el teatro y el periodismo satírico.
La revolución de 1868 despertó sus simpatías por la causa republicana y liberal, y sus años en Madrid (1871-1882), donde estudió filosofía y letras y se doctoró en leyes, le permitieron tener contacto con el círculo intelectual krausista, cuya influencia, muy en especial de su profesor Francisco Giner de los Ríos, fue decisiva en su formación.
Con el seudónimo de Clarín, se convirtió, a partir de 1875, en uno de los colaboradores más activos de la prensa «democrática». En 1883 contrajo matrimonio y obtuvo la cátedra de economía y estadística en la Universidad de Zaragoza. Al año siguiente logró su traslado a la Universidad de Oviedo, donde enseñó derecho romano, actividad que alternó con las de articulista y escritor.
Sus artículos literarios y satíricos, publicados mayoritariamente en la revista Madrid Cómico, alcanzaron gran popularidad, pero su mordacidad le valió numerosas enemistades e incluso algún duelo. A su llegada a la capital asturiana, emprendió la redacción de La Regenta, cuyo primer volumen aparecería en 1884. Dentro de su producción crítica destacan los Folletos literarios, una serie de ocho opúsculos publicados entre 1886 y 1891.
Lector infatigable y estudioso concienzudo, sus más de dos mil artículos filosóficos, políticos y literarios publicados lo convirtieron en el mayor crítico literario de su tiempo, y en una autoridad intelectual influyente y respetada. Su ideología progresista y su adscripción a la ética liberal del krausismo entroncan con la voluntad política, característica de ese fin de siglo, de superar la tradicional inercia cultural española.
Sin embargo, a partir de 1890, al sentir que no pertenecía a ninguna de las clases sociales históricamente activas y despreciando a una burguesía cuya única aspiración se limitaba al beneficio, poco a poco sustituyó ese dinamismo histórico por una moral más bien individual que reivindicaba la emancipación del hombre por la cultura. Para él, la posibilidad del progreso social estaba íntimamente ligada al progreso moral del hombre. 

Esa nueva orientación lo llevó a concentrarse más en su obra literaria y a revisar sus convicciones positivistas. Sin alejarse definitivamente de la ciencia, relativizó su poder y centró sus esfuerzos literarios en la descripción de la interioridad humana. Para Clarín, no hay valor auténticamente humano que no sea valor de interioridad. De ahí sus implacables críticas a la Iglesia institucional y su repugnancia por la falsedad, la impostura y la hipocresía, componentes centrales de la sociedad provinciana y decadente que describe magistralmente su novela La Regenta.
El centro de su pensamiento filosófico y religioso se articula entre el reconocimiento del poder de la razón y la permanente intuición del misterio. El «realismo humano» de Clarín adopta las enseñanzas de movimientos y personajes tan dispares como el naturalismo de Victor Hugo, el psicologismo de Bourget o el racionalismo espiritual de Renan. Si bien es indiscutible que la gran obra que deja Clarín es su novela La Regenta, sus relatos breves y su teatro son parte insoslayable de su producción y destacan por la ironía y la ternura inteligente. En cuanto a su vocación teatral, en 1885 estrenó Teresa, obra considerada actualmente como uno de los intentos más notables de renovación del teatro español del siglo XIX.

 Sus Obras Importantes

Su único hijo
El gallo de Sócrates
La Regenta
Doña Berta
                                                                    

Benito Pérez Galdós

 Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1843, hijo de Sebastián Pérez, teniente coronel del Ejército y de Dolores Galdós. Desde niño  fue aficionado a la música, al dibujo y a la literatura. Es en opinión general, el mayor novelista español después de Cervantes.
        A los diecinueve años se traslada a Madrid . Allí conocería a don Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza, quien le alentó a escribir y le orientó hacia el krausismo. Durante los primeros años de su estancia en la corte frecuentó redacciones y teatros. Escribió en La Nación y en El Debate.
        La fontana de oro (1870) , La sombra (1871)y El audaz (1871) fueron los títulos de sus primeras novelas, que revelan todavía una influencia del Romanticismo. Publicó artículos políticos en la Revista de España y algo de ellos, así como el ataque al régimen anterior a la Revolución de 1868 y el inmovilismo de la tradición, se plasma en sus obras de tesis de la misma época: Doña Perfecta (1876), Gloria (1877), La familia de León Roch (1878)y Marianela (1878).
        Abre el camino al Naturalismo con La desheredada (1881), la primera de sus novelas contemporáneas a la que le seguirán El doctor centeno (1883), Tormento (1884) y La de Bringas (1884). El amigo manso (1882) es una de las creaciones más originales de Galdós. Lo prohibido (1884-85) es la novela galdosiana más impregnada de Naturalismo. Fortunata y Jacinta de 1886-7 es un vasto mural donde la historia, la sociedad y el perfil urbano de Madrid sirven de fondo a un argumento que presenta a dos jóvenes enamoradas del mismo hombre.
  De su vida íntima sabemos que tuvo una hija ilegítima y amoríos con Emilia Pardo Bazán . Nunca se casó pero plasmó su tipo ideal de compañera en una mujer ya mayor: Teodosia Gandarias , en el drama Pedro Minio (1908). Constantemente predicó un tipo de amor más libre, que veríamos en Realidad y Tristana, aunque se opuso a las costumbres demasiado licenciosas.
        En 1873 aparecieron las dos primeras series de los Episodios Nacionales. Leyó a Balzac , a los novelistas rusos y a Dickens de quien tradujo Pickwick papers. Aprovechó las rápidas apreciaciones e indicaciones sobre sus países. Acusó a los escritores contemporáneos de incapaces de describir la vida de su tiempo. Sólo excluyó de sus ataques a Fernán Caballero y a José María Pereda. Urgió a los otros escritores a tomar las grandes conclusiones de los problemas sexuales y espirituales de la clase media urbana de su época como principal fuente de inspiración. Sus últimos escritos teóricos añaden poco a estas ideas. Merecen citarse el prólogo a El sabor de la tierruca de Pereda, un memorial dirigido a la Real Academia Española y el prólogo a la tercera edición de La Regenta, de Clarín.
        Al final de la década de los 80 y a comienzos de la siguiente publica Miau (1888), La incógnita (1889), Torquemada en la hoguera (1889), Realidad también en 1889 y Ángel Guerra de 1891, en donde experimenta una nueva manera de novelar. Los problemas éticos aparecen en Tristana (1892), Nazarín (1895), Halma (1895) y Misericordia (1897). Frecuentemente (como en Nazarín o Misericordia), sus novelas parecen recordar a Dostoievski. Su penetración psicológica ha sido igualada pocas veces. Entre sus características más definidas se cuentan un estilo personal vigoroso y muy marcado; un gran conocimiento de la locura y la esquizofrenia (no hay que olvidar su interés por Don Quijote) raramente preciso; un efectivo y sistemático manejo del simbolismo (evocador de su propia desilusión por la debilidad de España) y una conmovedora lástima por la gente que pretende elevarse de la bondad a la santidad.
        Las obras dramáticas de Galdós  fueron frecuentemente críticas por tener un carácter esencialmente novelesco. Ciertamente, adaptó para el teatro sus propias novelas Realidad en 1892, La loca de la casa en 1893, Doña Perfecta en 1896, El abuelo en 1904 y otras, que fueron acogidas con éxito por el público y por la crítica. Electra, por motivos políticos o, en todo caso, extraliterarios, constituyó un acontecimiento nacional. El autor nunca había sido tan serio, tan cuidadoso y preocupado como en estos dramas. Hemos de indicar que estas cualidades se hallaban en el teatro español de aquel tiempo. Su influencia para la escena posterior fue benigna. En sus últimos años la oposición creciente se vio patente en la candidatura rechazada y poco después aceptada de la Real Academia. Le dolió que la generación del 98 no le considerara su mentor. La concesión del premio Nobel de literatura a Echegaray (autor muy inferior y de escasa valía) lo consideró un mazazo a la mejor literatura española de su tiempo. En 1912 quedó ciego , aunque no por ello sufrió menos la insolvencia en sus últimos años. Por entonces escribió una tercera, cuarta y, finalmente, quinta serie de Episodios nacionales entre 1898 y 1912; de la última serie únicamente aparecieron seis volúmenes, quedando así incompleta.
        En cuanto a su vida política fue elegido diputado a Cortes por Guayama en 1886. En 1907 encabezó la lista a la candidatura de la Conjunción Republicano-Socialista por Madrid.
        La labor de Benito Pérez Galdós fue la de transformar el panorama novelesco español de aquella época. Dejó al lado el romanticismo y avivó el realismo español, dotando tanto de una gran expresividad a la narrativa como de nuevas formas aptas para el entendimiento del mundo y de la obra. 

 Sus Obras  

Novelas

La Fontana de Oro (1870)                                              
La sombra (1870)                                                       
El audaz (1871)                                                         
Doña Perfecta (1876)                                                    
   Gloria (1877)                                                                                                                                          La familia de León Roch (1878)
                                                                                                        

Teatro

Quien mal hace, bien no espere (1861)
La expulsión de los moriscos (1865)
Un joven de provecho (1867)
Realidad (1892)

jueves, 12 de noviembre de 2015

La Máquina de vapor y sus aplicaciones


James Watt

(Greenock, Reino Unido, 1736-Heathfield Hall, id., 1819) Ingeniero escocés. Estudió en la Universidad de Glasgow y posteriormente (1755) en la de Londres, en la que sólo permaneció un año debido a un empeoramiento de su salud, ya quebradiza desde su infancia.

A su regreso a Glasgow en 1757, abrió una tienda en la universidad dedicada a la venta de instrumental matemático (reglas, escuadras, compases, etc.) de su propia manufactura. En la universidad tuvo la oportunidad de entrar en contacto con muchos científicos y de entablar amistad con Joseph Black, el introductor del concepto de calor latente. En 1764 contrajo matrimonio con su prima Margaret Miller, con la que tuvo seis hijos antes de la muerte de ésta, nueve años más tarde.
Ese mismo año (1773) observó que las máquinas de vapor Newcomen desaprovechaban gran cantidad de vapor, y en consecuencia, una alta proporción de calor latente de cambio de estado, susceptible de ser transformado en trabajo mecánico. En 1766 diseñó un modelo de condensador separado del cilindro, su primera y más importante invención, que permitió lograr un mayor aprovechamiento del vapor, y mejorar de este modo el rendimiento económico de la máquina. Esta mejora constituyó un factor determinante en el avance de la Revolución Industrial. 
En 1768 se asoció con John Roebuck para construir su propio modelo de máquina de vapor, que patentó un año más tarde. Tras la quiebra de Roebuck en 1772, se trasladó a Birmingham dos años más tarde para compartir la explotación de su patente con Matthew Boulton, propietario de Soho Works, y con ello se inició una colaboración que se mantuvo por espacio de veinticinco años. En 1776 contrajo segundas nupcias con Ann MacGregor, quien le dio dos hijos más.
Entre otras importantes mejoras en las máquinas de vapor se le deben la máquina de doble efecto, cuyos pistones suben y bajan alternativamente (patentada en 1782), el regulador de fuerza centrífuga para el control automático de la máquina y, en 1784, el paralelogramo articulado, una disposición de rodetes conectados que guían el movimiento del pistón.
En 1785 ingresó formalmente en la Royal Society londinense. Aunque el éxito económico de sus invenciones fue rotundo, a partir de 1794 se fue distanciando paulatinamente de la actividad industrial. Así mismo, fue miembro de la Lunar Society de Birmingham, integrada por un grupo de científicos y escritores promotores del avance del arte y la ciencia.

 LA MÁQUINA DE VAPOR 
Una máquina de vapor es un motor de combustión externa que transforma la energía térmica de una cantidad de agua en energía mecánica. En esencia, el ciclo de trabajo se realiza en dos etapas:
  •  Se genera vapor de agua por el calentamiento en una caldera cerrada herméticamente, lo cual produce la expansión del volumen de un cilindro empujando un pistón. Mediante un mecanismo de biela - manivela, el movimiento lineal alternativo del pistón del cilindro se transforma en un movimiento de rotación que acciona, por ejemplo, las ruedas de una locomotora o el rotor de un generador eléctrico. Una vez alcanzado el final de carrera el émbolo retorna a su posición inicial y expulsa el vapor de agua utilizando la energía cinética de un volante de inercia.
  •  El vapor a presión se controla mediante una serie de válvulas de entrada y salida que regulan la renovación de la carga; es decir, los flujos del vapor hacia y desde el cilindro.
 El motor o máquina de vapor se utilizó extensamente durante la Revolución Industrial, en cuyo desarrollo tuvo un papel relevante para mover máquinas y aparatos tan diversos como bombas, locomotoras, motores marinos, etc. Las modernas máquinas de vapor utilizadas en la generación de energía eléctrica no son ya de émbolo o desplazamiento positivo como las descritas, sino que son turbomáquinas; es decir, son atravesadas por un flujo continuo de vapor y reciben la denominación genérica de turbinas de vapor. En la actualidad la máquina de vapor alternativa es un motor muy poco usado salvo para servicios auxiliares, ya que se ha visto desplazado especialmente por el motor eléctrico en la maquinaria industrial y por el motor de combustión interna en el transporte
Máquina de vapor en funcionamiento. Por la flecha roja a la izquierda entra el vapor calentado, la válvula inmediata se puede cerrar para detener la máquina —dependiendo de la presión—. Por la flecha azul derecha sale el vapor ya pasado el circuito.



En la máquina de vapor se basa la Primera Revolución Industrial que, desde fines del siglo XVIII en Inglaterra y hasta casi mediados del siglo XIX, aceleró portentosamente el desarrollo económico de muchos de los principales países de la Europa Occidental y de los Estados Unidos. Solo en la interfase que medió entre 1890 y 1930 la máquina a vapor impulsada por hulla dejó lugar a otros motores de combustión interna: aquellos impulsados por hidrocarburos derivados del petróleo.

Muchos han sido los autores que han intentado determinar la fecha de la invención de la máquina de vapor atribuyéndola a tal o cual inventor; intento que había sido en vano, ya que la historia de su desarrollo estaba plagada de nombres propios. Desde la recopilación de Herón hasta la sofisticada máquina de James Watt, son multitud las mejoras que en Inglaterra y especialmente en el contexto de una incipiente Revolución Industrial en los siglos XVII y XVIII condujeron sin solución de continuidad desde los rudimentarios primeros aparatos sin aplicación práctica a la invención del motor universal que llegó a implantarse en todas las industrias y a utilizarse en el transporte, desplazando los tradicionales motores, como el animal de tiro, el molino o la propia fuerza del hombre. Jerónimo de Ayanz y Beaumont, militar, pintor, cosmógrafo y músico, pero, sobre todo, inventor español registró en 1606 la primera patente de una máquina de vapor moderna, por lo que se le puede atribuir la invención de la máquina de vapor. El hecho de que el conocimiento de esta patente sea bastante reciente hace que este dato lo desconozca la gran mayoría de la gente.

jueves, 29 de octubre de 2015

Francisco de Goya

Francisco de Goya nació en el año 1746, en Fuendetodos, localidad de la provincia española de Zaragoza, hijo de un dorador de origen vasco, José, y de una labriega hidalga llamada Gracia Lucientes. Avecinada la familia en la capital zaragozana, entró el joven Francisco a aprender el oficio de pintor en el taller del rutinario José Luzán, donde estuvo cuatro años copiando estampas hasta que se decidió a establecerse por su cuenta y, según escribió más tarde él mismo, "pintar de mi invención".
A medida que fueron transcurriendo los años de su longeva vida, este "pintar de mi invención" se hizo más verdadero y más acentuado, pues sin desatender los bien remunerados encargos que le permitieron una existencia desahogada, Goya dibujó e hizo imprimir series de imágenes insólitas y caprichosas, cuyo sentido último, a menudo ambiguo, corresponde a una fantasía personalísima y a un compromiso ideológico, afín a los principios de la Ilustración, que fueron motores de una incansable sátira de las costumbres de su tiempo.
Pero todavía antes de su viaje a Italia en 1771 su arte es balbuciente y tan poco académico que no obtiene ningún respaldo ni éxito alguno; incluso fracasó estrepitosamente en los dos concursos convocados por la Academia de San Fernando en 1763 y 1769. Las composiciones de sus pinturas se inspiraban, a través de los grabados que tenía a su alcance, en viejos maestros como Vouet, Maratta o Correggio, pero a su vuelta de Roma, escala obligada para el aprendizaje de todo artista, sufrirá una interesantísima evolución ya presente en el fresco del Pilar de Zaragoza titulado La gloria del nombre de Dios.

Todavía en esta primera etapa, Goya se ocupa más de las francachelas nocturnas en las tascas madrileñas y de las majas resabidas y descaradas que de cuidar de su reputación profesional y apenas pinta algunos encargos que le vienen de sus amigos los Bayeu, tres hermanos pintores, Ramón, Manuel y Francisco, este último su inseparable compañero y protector, doce años mayor que él. También hermana de éstos era Josefa, con la que contrajo matrimonio en Madrid en junio de 1773, año decisivo en la vida del pintor porque en él se inaugura un nuevo período de mayor solidez y originalidad.
Por esas mismas fechas pinta el primer autorretrato que le conocemos, y no faltan historiadores del arte que supongan que lo realizó con ocasión de sus bodas. En él aparece como lo que siempre fue: un hombre tozudo, desafiante y sensual. El cuidadoso peinado de las largas guedejas negras indica coquetería; la frente despejada, su clara inteligencia; sus ojos oscuros y profundos, una determinación y una valentía inauditas; los labios gordezuelos, una afición sin hipocresía por los placeres voluptuosos; y todo ello enmarcado en un rostro redondo, grande, de abultada nariz y visible papada.

Pintor de la corte
Al año siguiente solicita sin éxito el puesto de primer pintor de cámara, cargo que finalmente es concedido a un artista diez años mayor que él, Mariano Salvador Maella. En 1780, cuando Josefa concibe un nuevo hijo de Goya, Francisco de Paula Antonio Benito, ingresa en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando con el cuadro Cristo en la cruz, que en la actualidad guarda el Museo del Prado de Madrid, y conoce al mayor valedor de la España ilustrada de entonces, Gaspar Melchor de Jovellanos, con quien lo unirá una estrecha amistad hasta la muerte de este último en 1811. El 2 de diciembre de 1784 nace el único de sus hijos que sobrevivirá, Francisco Javier, y el 18 de marzo del año siguiente es nombrado subdirector de Pintura de la Academia de San Fernando. Por fin, el 25 de junio de 1786, Goya y Ramón Bayeu obtienen el título de pintores del rey con un interesante sueldo de 15.000 reales al mes.
El quitasol
A sus cuarenta años, el que ahora es conocido en todo Madrid como Don Paco se ha convertido en un consumado retratista, y se han abierto para él todas las puertas de los palacios y algunas, más secretas, de las alcobas de sus ricas moradoras, como la duquesa Cayetana, la de Alba, por la que experimenta una fogosa devoción. Impenitente aficionado a los toros, se siente halagado cuando los más descollantes matadores, Pedro Romero, Pepe-Hillo y otros, le brindan sus faenas, y aún más feliz cuando el 25 de abril de 1789 se ve favorecido con el nombramiento de pintor de cámara de los nuevos reyes Carlos IV y doña María Luisa. 

Sus Obras
Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) no sólo ha sido considerado el más notable pintor de su época y el artista que mejor supo explorar todas las posibilidades abiertas por la evolución estilística del siglo, sino que, sobre todo, es quizás el creador que con mayor precisión dio testimonio, a través de sus pinceles, de los sentimientos que van desde el espíritu optimista del reformismo ilustrado hasta el desengaño generado por el fracaso de las esperanzas puestas en el progreso pacífico de la humanidad, que debía materializarse gracias al imperio de la razón y la filantropía.
Sus primeros trabajos importantes son los que llevó a cabo a partir de 1775 para la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara en Madrid, que le contrató para dibujar los cartones que habían de servir de modelos a los artesanos de esta manufactura. En estos cartones, Goya reveló sus dotes para desarrollar una pintura costumbrista y popular llena de gracia y frescura, muy dentro de una estética próxima al rococó en la que se vehicula la vida apacible y esperanzada de un momento marcado por los benéficos efectos de la buena coyuntura económica y por la ilusión que despiertan los avances del movimiento reformista. Entre las mejores composiciones de esta serie hay escenas tan logradas como El quitasol, El cacharrero, La gallina ciega, La cometa, El columpio o El pelele, reflejo de un mundo donde predomina el juego y la vida alegre y desenvuelta.
Confirmada su maestría, Goya mantuvo su paleta amable y sus colores claros dentro del gusto rococó, convirtiéndose en el retratista preferido de aristócratas, políticos e intelectuales. De este modo, su fama, que se acrecentará con la realización de las alegres escenas de romería que decoran la madrileña ermita de San Antonio de la Florida, le procuró su nombramiento como primer pintor de cámara (1799) y la posibilidad de llevar a cabo una obra maestra del retrato áulico como La familia de Carlos IV (1800), perfecta conjunción de penetración psicológica y sutil ironía.
Sin embargo, precisamente en estos años de triunfo, Goya había empezado a cultivar una faceta más íntima y personal de su arte que denotaba una lúcida percepción del desequilibrio latente en una sociedad amenazada, tal como se transparenta en sus fantásticos Caprichos, primera serie de grabados (84 aguafuertes, realizados entre 1792 y 1799), donde despliega una solapada crítica de la España tradicional.
Detalle de La familia de Carlos IV
Del mismo modo, muy pronto su estilo alegre de la primera época se entenebrece como resultado tanto de sus circunstancias personales (en particular, su progresiva sordera) como de la marcha negativa de los acontecimientos, pues el estallido de la Revolución Francesa ha puesto en guardia a las clases dominantes españolas y ha frenado el proyecto reformista de la monarquía, arrinconando el alma abierta y dinámica de la Ilustración.
Así, la crisis que estalló en 1808 no le cogió desprevenido, sino dispuesto a ofrecer un testimonio excepcional de ese momento histórico en dos grandes telas que pintará en 1814: El dos de mayo de 1808 o la carga de los mamelucos y Los fusilamientos del tres de mayo. Tras esta primera conmoción, y a raíz de su nombramiento como pintor de cámara de José Bonaparte, deberá contemporizar con los invasores e incluso realizar algunos retratos de sus generales. Su mundo interior se expresará más libremente en una serie de grabados sobre los Desastres de la guerra (o Fatales consecuencias de la sangrienta guerra en España contra Bonaparte, realizada entre 1810 y 1814, aunque permanecería inédita), que refleja las penalidades de la España dividida.
La restauración fernandina le renovó el nombramiento oficial, pero su espíritu navegaba por aguas más atormentadas, que se manifiestan en las nuevas series de grabados de la Tauromaquia (1815-1816), donde además de la alusión al tremendismo de la cultura española aparece el enfrentamiento entre el espíritu normativo de la Ilustración y la ferocidad de la fiesta. En la tal vez posterior colección de los Disparates culminará la plasmación de la vertiente pesimista, grotesca y visionaria de su última época, de la cual son paradigma las "pinturas negras" de la Quinta del Sordo, inquietante y perturbador desfile de horribles viejos, brujas y aquelarres: Saturno devorando a un hijo, Dos viejos comiendo, Visión fantástica (Asmodea), Riña a garrotazos, El aquelarre o el Gran Cabrón.

La lechera de Burdeos, una de sus últimas obras

La segunda restauración y la persecución de los liberales le empujaron a un voluntario exilio en Francia, donde moriría no sin antes esbozar pictóricamente una sonrisa, un postrero tributo irónico a la creencia en un futuro feliz para el hombre, en una obra de género como La lechera de Burdeos (1828), donde parece volver la vista a un tiempo y un arte ya periclitados. Testigo de una época turbulenta, Goya fue muy sensible a las ilusiones de un siglo que había confiado en el progreso de la humanidad, y a las tormentas espirituales que se abatieron sobre los años finales del Antiguo Régimen y presidieron el nacimiento de una nueva edad de la historia de la humanidad.



CUADROS

Doña Isabel Cobos de Porcel
La obra de Goya es notable no sólo porque aparece como un documento vivo de los acontecimientos y las ideas de su época, sino también porque permite detectar preocupaciones que han perdurado hasta nuestros días. Además de pintor extraordinario, fue también un creador capaz de intuir nuevas vías que después fueron exploradas a conciencia por artistas posteriores.
Originalísimo y audazmente independiente, Goya fue un pintor a la moda rococó cuando la moda rococó se había extinguido en Europa. Fue un pintor ilustrado, pero refractario al neoclasicismo. Fue un pintor de vigorosa personalidad, pero en un tiempo en el que la pintura española carecía de personalidad. Fue un pintor decorativista en sus orígenes, academicista cuando a ello le animaron sus ambiciones cortesanas, y expresionista con un siglo de antelación, en obras como Dos viejos comiendo. Ha sido también considerado por algunos críticos como precedente del impresionismo, por obras como La lechera de Burdeos , o del simbolismo, por El coloso o El pánico, pero, en cualquier caso, es decididamente inclasificable por el conjunto insólito de sus grabados  y por los extraños dibujos que proliferan en sus álbumes. La siguiente exposición comentada permite seguir la evolución, en orden cronológico, de esa riquísima y variada trayectoria.
La maja y los embozados
Retrato de María Teresa de Borbón y Vallabriga

Dentro del panorama artístico de su época, Goya supo reflejar los agudos contrastes y las contradicciones de su mundo y de su tiempo. Comenzando por los reyes y siguiendo por los nobles y altos personajes de la corte y del gobierno, toda la España oficial fue retratada por sus penetrantes pinceles, pero su arte no se quedó sólo en el testimonio de las esferas elevadas; supo recoger también las escenas y figuras de la vida popular y profundizar hasta el submundo de las fuerzas ocultas y terribles, de la violencia y de la oscuridad, que parecían esperar su oportunidad. El refinamiento y la elegancia del arte del reinado de Carlos IV no podían ocultar por más tiempo el sustrato de miseria y de violencia sobre el que se sustentaba la sociedad privilegiada; nadie como Goya testificó la muerte del Antiguo Régimen y el doloroso parto de una nueva era.

lunes, 19 de octubre de 2015

Simón Bolívar

(Llamado el Libertador; Caracas, Venezuela, 1783 - Santa Marta, Colombia, 1830) Caudillo de la independencia hispanoamericana. Nacido en una familia de origen vasco de la hidalguía criolla venezolana, Simón Bolívar se formó leyendo a los pensadores de la Ilustración (Locke, Rousseau, Voltaire, Montesquieu) y viajando por Europa. En París tomó contacto con las ideas de la Revolución y conoció personalmente a Napoleón y Humboldt. 

Afiliado a la masonería e imbuido de las ideas liberales, ya en 1805 se juró en Roma que no descansaría hasta liberar a su país de la dominación española. Y, aunque carecía de formación militar, Simón Bolívar llegó a convertirse en el principal dirigente de la guerra por la independencia de las colonias hispanoamericanas; además, suministró al movimiento una base ideológica mediante sus propios escritos y discursos.
En 1810, aprovechando que la metrópoli se hallaba ocupada por el ejército francés, se unió a la revolución independentista que estalló en Venezuela, dirigida por Francisco de Miranda. El fracaso de aquella intentona obligó a Bolívar a huir del país en 1812; tomó entonces las riendas del movimiento, lanzando desde Cartagena de Indias un manifiesto que incitaba de nuevo a la rebelión, corrigiendo los errores cometidos en el pasado (1812).

En 1813 lanzó una segunda revolución, que entró triunfante en Caracas (de ese momento data la concesión por el Ayuntamiento del título de Libertador). Aún hubo una nueva reacción realista, bajo la dirección de Morillo y Bobes, que reconquistaron el país para la Corona española, expulsando a Bolívar a Jamaica (1814-15); pero éste realizó una tercera revolución entre 1816 y 1819, que le daría el control del país.

Bolívar soñaba con formar una gran confederación que uniera a todas las antiguas colonias españolas de América, inspirada en el modelo de Estados Unidos. Por ello, no satisfecho con la liberación de Venezuela, cruzó los Andes y venció a las tropas realistas españolas en la batalla de Boyacá (1819), que dio la independencia al Virreinato de Nueva Granada (la actual Colombia). Reunió entonces un Congreso en Angostura (1819), que elaboró una Constitución para la nueva República de Colombia, que englobaba lo que hoy son Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá; el mismo Simón Bolívar fue elegido presidente de esta «Gran Colombia». Luego liberó el territorio de la Audiencia de Quito (actual Ecuador) en unión de Antonio José de Sucre, tras imponerse en la batalla de Pichincha (1822).
En aquel mismo año Simón Bolívar se reunió en Guayaquil con el otro gran caudillo del movimiento independentista, José de San Martín, que había liberado Argentina y Chile, para ver la forma de cooperar en la liberación del Perú. Ambos dirigentes chocaron en sus ambiciones y en sus apreciaciones políticas (pues San Martín se inclinaba por crear regímenes monárquicos encabezados por príncipes europeos), desistiendo San Martín de entablar una lucha por el poder (poco después se marcharía a Europa) y dejando el campo libre a Bolívar.

José de San Martín

(José Francisco de San Martín y Matorras; Yapeyú, hoy San Martín, Corrientes, Argentina, 1778 - Boulogne-sur-Mer, Francia, 1850) Héroe de la independencia americana, libertador de Chile y Perú.
La singularidad del perfil heroico de José de San Martín viene dada, más que por sus hazañas exteriores, por la grandeza interior de su carácter. Pocos hombres públicos pueden exhibir una trayectoria tan limpia en la historia de América: habiendo alcanzado la máxima gloria militar en las batallas más decisivas, renunció luego con obstinada coherencia a asumir el poder político, conformándose con ganar para los pueblos hispanoamericanos la anhelada libertad por la que luchaban.
 

Sus campañas militares cambiaron el signo de la historia americana durante el proceso de descolonización acaecido a principios del siglo XIX. A su lucidez estratégica se deben los planteamientos militares que llevarían a la independencia de Chile y de Perú, centro neurálgico del poderío español cuya caída conduciría a la de todo el continente. Si luego dejó en manos menos nobles las extenuantes guerras civiles y partidistas que acabaron por malbaratar los más bellos sueños de los patriotas, fue por esa misma pureza y rectitud de principios. Achacoso, postergado y ciego, San Martín moriría decentemente en su cama, en un remoto rincón de Francia, cargado de honores y exonerado de toda responsabilidad sobre el destino tortuoso de aquellas amadas tierras cuya independencia había ganado con el valor de su sable.

LA EMANCIPACIÓN DE AMÉRICA

Tras esta fulgurante carrera en el ejército español, y poco después de estallar la revolución emancipadora en América, San Martín, que había mantenido contactos con las logias masónicas que simpatizaban con el movimiento independentista, reorientó su vida hacia la causa emancipadora. El sentimiento de su identidad americana y su ideario liberal, desarrollado en el clima espiritual surgido tras la Revolución Francesa y en la lectura de los enciclopedistas e ilustrados franceses y españoles, lo determinaron a contribuir a la libertad de su patria.

Inició así una nueva etapa de su vida que lo convertiría, junto con Simón Bolívar, en una de las personalidades más destacadas de la guerra de emancipación americana. Solicitó la baja en el ejército español y marchó primero a Londres (1811), donde permaneció casi cuatro meses. Allí asistió a las sesiones de la Gran Reunión Americana, fundada por Francisco de Miranda, que fue la organización madre de varias otras esparcidas por América con idénticos fines: la independencia y organización de los pueblos americanos.

jueves, 15 de octubre de 2015

El Imperio de Napoleón

Napoleón I Bonaparte (Ajaccio, 15 de agosto de 1769 - Santa Elena, 5 de mayo de 1821) fue un militar y gobernante francés, general republicano durante la Revolución y el Directorio, artífice del golpe de Estado del 18 de brumario que lo convirtió en primer cónsul  de la República el 11 de noviembre de 1799; cónsul vitalicio desde el 2 de agosto de 1802 hasta su proclamación como emperador de los franceses  el 18 de mayo de 1804, siendo coronado el 2 de diciembre; proclamado Rey de Italia el 18 de marzo de 1805 y coronado el 26 de mayo, ostentó ambos títulos hasta el 11 de abril de 1814 y, nuevamente, desde el 20 de marzo hasta el 22 de junio de 1815.

Durante un periodo de poco más de una década, tomó el control de casi toda Europa Occidental y Central mediante una serie de conquistas y alianzas, y sólo tras su derrota en la batalla de las Naciones, cerca de Leipzig, en octubre de 1813, se vio obligado a abdicar unos meses más tarde. Regresó a Francia y al poder durante el breve periodo llamado los Cien Días y fue decisivamente derrotado en la batalla de Waterloo en Bélgica, el 18 de junio de 1815, siendo desterrado por los británicos en la isla de Santa Elena, donde falleció.
Napoleón es considerado como uno de los mayores genios militares de la Historia, habiendo comandado campañas bélicas muy exitosas, aunque con ciertas derrotas igualmente estrepitosas. Sus agresivas guerras de conquista se convirtieron en las mayores operaciones militares conocidas hasta ese momento en Europa, involucrando a un número de soldados jamás visto en los ejércitos de la época. Además de estas proezas bélicas, a Napoleón también se le conoce por el establecimiento del Código Napoleónico y es considerado por algunos un «monarca iluminado» debido a su extraordinario talento y capacidad de trabajo. Otros, sin embargo, lo estiman un dictador tiránico cuyas guerras causaron la muerte de millones de personas, así como uno de los personajes más megalómanos y nefastos de todos los tiempos.
Se le juzga como el personaje clave que marcó el inicio del siglo XIX y la posterior evolución de la Europa contemporánea. Sus soldados lo llamaban el Pequeño Cabo , en tanto que los ingleses se referían a él con el despectivo Boney y las monarquías europeas como el tirano Bonaparte, el Ogro de Ajaccio o el Usurpador Universal.

El IMPERIO NAPOLEÓNICO

En 1804 fue aprobado un senado-consulto, convidado por un plebiscito (que consultaba al pueblo), por el cual el gobierno de la República se confía a un emperador hereditario. En este mismo año, Napoleón concentró mayor poder en sus manos al sustituir la Constitución del año 8 por la del 12.
En el Imperio europeo, Napoleón sería el emperador de reyes. Tras realizar casamientos entre miembros de su familia y nombrarlos reyes de Holanda, Westfalia, España, Nápoles,... se despierta el terror para los británicos; ya que si Napoleón ganaba en su intento Gran Bretaña caería; y si ocurría al contrario ellos seguirían bien. Napoleón funda la 4ª dinastía: "la oscura dinastía Bonaparte".

En el plano externo, Napoleón Bonaparte consiguió restablecer la paz por medio de victorias militares y de negociaciones diplomáticas, neutralizando a los adversarios de Francia. En este ámbito, uno de los aspectos más destacados del gobierno fue el acuerdo de paz firmado en el 1802 con Inglaterra, que ponía fin a años de conflicto, lo que aumentaría mas su prestigio. En 1804, Napoleón Bonaparte, que dos antes se había convertido en cónsul vitalicio, fue autorizado, por medio de un plebiscito, a asumir el titulo de Emperador de los Franceses.

LA CAÍDA DE NAPOLEÓN

La alianza de Bonaparte con el zar Alejandro I quedó anulada en 1812 y Napoleón emprendió una campaña contra Rusia que terminó con la trágica retirada de Moscú. Después de este fracaso, toda Europa se unió para combatirle y, aunque luchó con maestría, la superioridad de sus enemigos imposibilitó su victoria. Sus mariscales se negaron a continuar combatiendo en abril de 1814.

Al ser rechazada su propuesta de renunciar a sus derechos en favor de su hijo, hubo de abdicar, permitiéndole conservar el título de emperador y otorgándose le el gobierno de la isla de Elba, María Luisa y su hijo quedaron bajo la custodia del padre de ésta, el emperador de Austria Francisco I, y Napoleón no volvió a verlos nunca, a pesar de su dramática reaparición. Escapó de Elba en marzo de 1815, llegó a Francia y marchó sobre París tras vencer a las tropas enviadas para capturarle, iniciándose el periodo denominado de los Cien Días.
Establecido en la capital, promulgó una nueva Constitución más democrática y los veteranos de las anteriores campañas acudieron a su llamada, comenzando de nuevo el enfrentamiento contra los aliados. El resultado fue la campaña de Bélgica, que concluyó con la derrota en la batalla de Waterloo el 18 de junio de 1815.
En París las multitudes le imploraban que continuara la lucha pero los políticos le retiraron su apoyo, por lo queabdicó en favor de su hijo, Napoleón II. Marchó a Rochefort donde capituló ante el capitán del buque británico Bellerophon. Fue recluido entonces en Santa Elena, una isla en el sur del océano Atlántico. Permaneció allí hasta que falleció el 5 de mayo de 1821.

lunes, 5 de octubre de 2015

Leandro Fernández de Moratín

 

 Leandro Fernández de Moratín


BIOGRAFÍA 

Leandro Fernández Moratín nació en Madrid el 10 de marzo de 1760. Era hijo del autor teatral Nicolás Fernández de Moratín, y de Isidora Cabo Conde. Su progenitor no consideró que era necesario que cursara estudios universitarios, pero tuvo una formación autodidacta en contacto con los autores que, junto su padre, formaban la élite de Carlos III. Trabajó inicialmente como oficial en una joyería.
En 1787, gracias a su amistad con Jovellanos, viajó por Francia como secretario del político y economista Francisco Cabarrús. Gozó de la protección de Godoy, que le permitió abandonar su antiguo oficio y se completó con la licencia para representar El viejo y la niña en 1790 y una pensión para viajar por Europa entre 1792 y 1796. Su prolongada estancia en las cortes europeas le facilitó, asimismo, el contacto con la vida teatral de Inglaterra, Francia e Italia, lo cual sería fundamental para acabar de perfilar su formación como dramaturgo. En 1796 fue nombrado Secretario de la Interpretación de Lenguas, lo que le permitió iniciar una etapa de prosperidad. En 1799 fue nombrado director de la Junta de Dirección y Reforma de los Teatros, constituida de acuerdo con las repetidas solicitudes del propio Moratín y de otros autores neoclásicos. Esta oportunidad de realizar una tarea reformista coherente fracasó, y su participación fue efímera.

Su mayor éxito le llegó con el estreno en 1806 con El sí de las niñas.
Fue partidario de la ocupación bonapartista por lo que, cuando terminó el período de ocupación francesa, Moratín tuvo que exiliarse a Francia. Residió en Montpellier, París y Bolonia. La restauración de la Constitución en 1820 le permitió regresar a Barcelona, pero una epidemia lo obligó a marcharse a Bayona y ya no regresó a España. Los últimos años los pasó en Burdeos, donde coincidió con su amigo Goya, y en París, donde encontró al muerte el 16 d emayo de 1828. Está enterrado en el cementerio parisino de Pére Lachaise, entre Voltaire y La Fontaine.
Moratín dedicó su existencia a su pasión por el teatro y la reforma de éste, no dejó de promover una renovación de toda la estructura teatral vigente en la España de su época. La comedia nueva es uno de los hitos de esta campaña de reforma que también consiguió el acceso en España de los grandes autores europeos; tradujo Hamlet de Shakespeare en 1798 y adaptó La escuela de los maridos y El médico a palos de Molìere, a quien consideraba su maestro, junto a Goldoni.

Obra dramática

Retrato de Moratín por Francisco de Goya (1824)
Es el más importante autor dramático de la escuela neoclásica española. Sus máximas son: el teatro como deleite e instrucción moral (escuela de buenas costumbres) y una acción que imite de modo verosímil la realidad. De ahí nace el apego a las reglas dramáticas en todas sus facetas, especialmente la regla de las tres unidades:la de unidad de acción, de lugar y tiempo.
La separación de géneros la realizó con tal precisión, que no llegó a escribir tragedias, pese a ser un género muy en boga en el Neoclasicismo europeo. Su carácter le llevó a la comedia, género que define diciendo:«pinta a los hombres como son, imita las costumbres nacionales existentes, los vicios y errores comunes, los incidentes de la vida doméstica; y de estos acaecimientos, de esos privados intereses, forma una fábula verosímil, instructiva y agradable».

  • El viejo y la niña
  • La comedia nueva 
  •  El barón
  •  El sí de las niñas
  •  La mojigata
  • Teoría de la comedia

BIBLIOGRAFÍA

La derrota de los pedantes 1789
La comedia nueva o el café 1792
El sí de las niñas 1806
El viejo y la niña, 1790
El barón 1803
La mojigata 1804

Orígenes del teatro español, 1883