jueves, 24 de septiembre de 2015

Monarquía Parlamentaria

En una monarquía parlamentaria el rey realiza funciones de jefe de Estado, pero bajo el control de los poderes legislativo (Parlamento) y Ejecutivo (Gobierno). El rey reina, pero no gobierna, son los otros órganos mencionados los que regulan el funcionamiento del territorio, definiendo e incluso limitando, en caso necesario, las tareas del propio monarca.
En las monarquías parlamentarias son los Gobiernos y las cámaras quiénes tienen el poder. Es en éstos en los que se deposita la soberanía popular, si bien el rey conserva un papel destacado y goza de algunos privilegios: mantenimiento económico de él y de su familia, inmunidad jurídica, etc…

Inglaterra
En el año 1689, tras acabar con la monarquía absoluta de los Estuardo, el Parlamento inglés obligó al nuevo monarca, Guillermo de Orange, a jurar la Declaración de Derechos (The Bill of Rights), en la cual se limitaba los poderes del monarca y se sometía algunas de sus decisiones al Parlamento.
parlamento britanico

Toda una serie de medidas, a lo largo del siglo XVIII, fueron precisando los poderes del Parlamento frente al monarca, aunque éste conservó muchas atribuciones: designaba ministros, podía gobernar sin el apoyo del Parlamento y, hasta finales de siglo, el gobierno no fue plenamente responsable ante el Parlamento.


Inglaterra fue el primer país en el que no existió monarquía absoluta: el soberano debía tener en cuenta la voluntad nacional que se expresaba en el Parlamento y los poderes ejecutivo y legislativo se habían separado.
Asimismo, un tercer poder, la justicia, era independiente a los ciudadanos tenían garantizada la defensa de su libertad individual. Además, poco a poco una serie de reformas fueron ampliando los poderes del Parlamento y sometiendo al gobierno a su control.
Sin embargo, el régimen inglés no era en absoluto una democracia: sólo una minoría (grandes propietarios, burgueses, rentistas) tenía derecho de voto (15% de la población), los habitantes de las colonias no estaban representados y la esclavitud continuaba siendo aceptada.
A pesar de ello, el control del poder absoluto del monarca y la división de poderes inglesa constituyeron un ejemplo y una inspiración para los filósofos franceses.